jueves, 25 de febrero de 2010

Vida en el Gimnasio I

Pues ale, para estar a la moda, estar cachas y parecer un tío sano, me he apuntado a un gimnasio. Además forma parte de mi investigación sobre los modos, costumbres y ritos de los gatos, aunque intuyo que lo observado se puede trasladar perfectamente a cualquier gimnasio de mundo, incluidos los de las cárceles americanas cuyas pesas están hechas de cemento armado y barras de hierro herrumbroso (podría haber usado la palabra oxidado en lugar de herrumbroso, pero así da más asco ¿no?).

La fauna es rica y variada, pero ya iré entrando en post sucesivos en cada una de estas tribus de gimnasio, de momento solo hablaré del Tío que Pulula sin Oficio ni Beneficio, abreviado como TPSONB (parece el nombre de un robot).

TPSONB es un tipo rubio, callado, taciturno (esto me lo he inventado para dar más empaque al personaje) que va de máquina en máquina sin hacer nada más que tocarla, levanta una pesa un par de veces y vuelve a cambiar. Nada más, esa es su actitud ante la vida deportiva y ¿sana? Pero yo intuyo que echa algún que otro vistazo a las damas que hacen step (subir y bajar escaleras de toda la vida pero con música y alguien que te grita para que no dejes de hacerlo).

El resto de la vida en el gimnasio trascurre entre hacer gilipolleces de subir y bajar, pedalear en bicicletas que no llevan a ninguna parte, correr sobre cintas con el mismo destino que las bicis, sudar como un puerquillo, mirarte en el espejo por si en los últimos treinta segundos te han salido músculos que antes no tenias y, al final de mes, pagar cuarenta euracos por algo que con un saco de arena podrías hacer en casa.

Y entonces ¿porque lo hago? Debe ser uno de esos misterios de la naturaleza humana para los que no tengo respuesta, pero quizá TPSONB la tenga.

PD: No pongo fotos porque en el gimnasio he visto gente que parecía tener un umbral de humor muy bajo y podría peligrar mi integridad física.

No hay comentarios:

Publicar un comentario